ILUSTRACION ELABORADA POR: Fernando Emilio Saavedra Palma.
JUAN JOSÉ
ARREOLA
ENTREVISTA POR:
JUAN CERVERA SANCHIS.
Su
verbo iluminado
Es en verdad, un gozo dialogar con Juan
José Arreola. A manera de anécdota, queremos comunicar a nuestros lectores cómo
y dónde se desarrolló esta plática. Fue en su casa, mientras Juan José que es
un maravilloso niño grande, jugaba una partida de ajedrez con su entrañable
amigo, el joven pintor Martín Hernández, a quien desde aquí queremos reiterarle
nuestro agradecimiento, pues sin su colaboración este diálogo tal vez no
hubiera podido efectuarse con el gracejo con que se efectuó, para el deleite de
nuestros siempre muy queridos lectores.
Bien, Juan José Arreola y Martín
Hernández jugaban ajedrez y un servidor de ustedes se convirtió en espectador
inoportuno, pues en tanto que ellos movían las piezas, mis preguntas surgían
sin ánimo de colaborar con Martín para derrotar a Arreola. Este me iba
respondiendo sin olvidar el juego, entre saltos de caballo, pasitos de peones,
peligrosas carreras diagonales de alfiles y carreras insólitas de torres, sobre
el fascinante, aunque matemático, tablero. Jugaron varias partidas y, cuando di
por finalizada esta entrevista, pregunté quién había ganado y me dijeron los
dos a una: “Todas fueron tabla”. Pero comencemos la plática. Aquí está:
– ¿Dónde publicaste tus primeros
escritos, Juan José?
–En un
periódico de Zapotlán, llamado “El
Vigía”.
– ¿Fue
prosa o verso?
–Verso
y prosa a un tiempo. Y lo curiosos es que siempre me atrajeron las formas
clásicas: décimas, sonetos…Formas que considero aún válidas, y que me encantan
verlas en los poetas nuevos. Soy un goloso de sonetos y décimas; precisamente,
yo creo que dejé de escribir poesía al ver el fracaso de mis versos libres.
(Arreola mueve un alfil y continúa): Sí, abandoné la poesía, porque me di
cuenta de lo que era realmente la
Poesía.
–Bien
¿y qué es la poesía?
–Para
mí, el engaño estaba en la armonía. Siendo como soy un hombre sin oído musical
y, siendo la poesía fundamentalmente armonía, lo que más me engañaba eran las
armonías verbales. Pero tú me has preguntado qué es poesía. Bien, te diré lo
que yo creo que es: A mi entender, es la manifestación de una nostalgia
interior indefinible. Naturalmente que yo me confundí. Después me di cuenta;
por eso sostengo que la poesía debe ser formalmente bella. Y esa belleza es
auténtica si representa movimientos internos. Creo conocer el trance de la
inspiración. La mecánica más avanzada es la electrónica, y fue la electrónica,
precisamente, la que me llevó a entender el mecanismo de la inspiración. En la
vida nos programamos de vivencias, de percepciones… Y el repertorio vivencia es
el que hace posible eso que llamamos inspiración, que se produce cuando
nuestras vivencias se actualizan. El trance poético es un fenómeno de
coordinación; el poeta es, en realidad, “el hombre que nunca olvida”. ¿Por qué
sabe tantas cosas el poeta? ¿Por qué dice tantas cosas? La clave está en su
memoria; porque la riqueza de la personalidad viene a ser memoria de nosotros
mismos.
– ¿Cómo
ves el panorama actual de la literatura mexicana?
–Veo
que en los últimos veinticinco años la literatura mexicana se ha desarrollado
de manera extraordinaria, sobre todo en lo que se refiere a calidad. Yo he
sostenido siempre que la literatura mexicana no tiene más que aproximadamente
entre cincuenta o sesenta años de edad. Antes, fue una literatura dependiente,
y esto no es hacer una alusión fácil al periodo revolucionario, sino que yo veo
en esa etapa de luchas internas la consagración de la nacionalidad y la
integración de México, que antes había sido una pluralidad de pueblos distantes
y distintos. El acarreo de hombres, bienes y males que hizo la revolución,
característicamente de las redes ferroviarias, hizo que los hombres de México
se reconocieran entre sí.
–
¿Hacia dónde crees que va la literatura mexicana?
–Yo
creo que nuestra literatura sigue el destino común de la literatura de nuestro
tiempo. Después de haberse manifestado como una literatura peculiar, y haber
llamado la atención por sus características propias, creo que ha seguido un
proceso inevitable. Tras haberse excedido en la afirmación nacionalista, parece
que a todos nos han entrado unas ganas feroces de ponernos al día, de exceder a
todos aquéllos que experimentan, con mayor o menor fortuna, procedimientos
técnicos y estilísticos.
–Háblanos
de la nueva novela mexicana.
–A
partir de Juan Rulfo, me interesan sumamente las experiencias de Fernando del Paso, su novela José Trigo, Raúl Navarrete y Salvador Elizondo.
– ¿Cómo
ves la joven poesía?
–La
poesía más joven de México comienza para mí, con Marco Antonio Montes de Oca,
prosigue con Homero Aridjis y continúa espléndidamente en José Carlos Becerra,
Raúl Garduño y Antonio Leal. Creo que con ellos no vamos por mal camino.
–
¿Crees que el escritor mexicano goza de completa libertad de expresión?
–Completamente.
– ¿A qué autor mexicano vivo, de estar
en tus manos, concederías el Premio Nobel?
–A
Carlos Pellicer.
– ¿Por
qué?
–Porque
es el más grande artista que poseemos desde que se nos murió Ramón López
Velarde.
–Hablemos
de tu obra. ¿Cuándo publicaste tu primer libro?
–En
1949 Se titula Varia invención. Y, en
realidad es el único libro que poseo, ya que no he hecho más que aumentarlo en
el tiempo, bajo otros títulos que desarrollan sus temas principales.
– ¿Cómo
te formaste literariamente?
–Yo me
formé en la escuela primaria, la única que tuve, y en el círculo de familia.
Había en mi casa libros de Bécquer y Núñez de Arce… Creo que todo consistió en
distinguir a don Gaspar de Gustavo Adolfo.
–
¿Crees que un hombre de amplias vivencias, pero sin un profundo conocimiento de
la lengua, puede ser un gran escritor?
– Dije al principio que el hombre es un
repertorio de vivencias, pero de nada valdría ese repertorio, por rico que
fuera, si no se traduce en términos de lenguaje. Un día, dije que creo en el
lenguaje por sobre todas las cosas, y ahora lo repito, porque vale la pena. El
lenguaje es la substancia de nuestro ser; cuando Dios se dirige a los hombres,
habla como ellos.
– Bien.
¿Y qué libro de la literatura universal te hubiera gustado escribir?
– Como
no pude escribir Las confesiones de
San Agustín, me quedo con La sangre
devota. Y no dije El Quijote
porque me gusta leerlo, no escribirlo.
– ¿Qué
libro de entre todos los tuyos prefieres?
– El
que no he escrito, y como trabajo en él, le tengo cariño.
– ¿Cuál ha sido tu mayor
satisfacción en el terreno literario?
–Comprender lo que es la literatura;
empezar a entender lo que es la poesía.
– ¿Qué
aconsejarías a un joven con vocación literaria?
–Lo
mismo que el de Praga (Rilke): no escribir si se puede vivir sin escribir.
– ¿Qué
es para ti la literatura?
–Comunicar al otro lo que no podría
saber sin que yo no se lo dijera.
– ¿Qué es para ti la vida?
–Un
poner en duda todos los días la existencia de Dios.
–
¿Cuáles son tus autores preferidos?
–Todos
los que me agregan.
– ¿Preparas
actualmente un nuevo libro? ¿Cómo se titula?
–Memoria y olvido.
–De no haber
sido escritor, ¿qué te hubiera gustado ser?
–De muchacho,
un gran ciclista. Ahora, un gran ajedrecista.
– ¿Qué piensa
Arreola hombre de Arreola escritor?
–Que
no ha tenido valor de sacrificar sus alegrías.
–
¿Qué pregunta te gustaría que te hiciera?
–Juan
José Arreola, ¿qué has sido tú para el amor?
–Hecha
está, puedes contestarla.
–Juan
José Arreola ha sido para el amor la negación del amante; un amado.
–
¿Qué horas prefieres para escribir?
–Entre
las doce y las tres de la tarde, con un vaso de vino de por medio.
–Dime
un nombre de mujer.
–Fuensanta.
–El
de una flor.
–Obelisco.
–El
de un mes.
–Junio.
–El
de un río.
–Ródano.
–El
de un pueblo.
–Villanueva de
los Infantes.
–El de un
pájaro.
–Carpintero.
–El verso que
recuerdas con más emoción.
–“Presa en laurel
la planta fugitiva”.
– ¿Qué
aconsejarías a J. J. Arreola, si es que tienes algo que aconsejarle?
– Que ya no sea
el egoísta que ha sido hasta ahora.
La partida de ajedrez que disputan
Arreola y Martín Hernández no ha sido interrumpida. Yo, al llegar a este punto
de nuestra plática, decidí dejar descansar al escritor, encendí un cigarrillo,
esperé que terminara una jugada, al parecer, muy importante, y continué,
pensando como siempre en ustedes, mis queridos lectores.
–Juan
José, ¿puedes decirnos –a mis lectores y a mí- qué figura de la historia de la
humanidad te merece mayor respeto?
–Cómo
no. Jesucristo, porque igualó al rey y al esclavo, al hombre y a la mujer.
–Oye, ¿y
podrías darnos tu opinión con respecto al problema estudiantil que agita al
mundo?
–Yo
creo que en todo el mundo los jóvenes tienen razón y manifiestan asco por el
mundo que les proponemos los adultos.
– ¿Te parece
bien que hablemos un rato de escritores mexicanos?
–
¿Por qué no?
–Pues
vamos a ello. ¿Qué opinas de la obra de Juan Rulfo?
–Es el único de
mis contemporáneos al que admiro. Tiene la misma edad que yo; pero, en las
letras, es mi hermano mayor.
– ¿Qué nos
dices de Octavio Paz?
–Es
mayor que yo, pero tiene la misma edad que yo.
–De
Agustín Yáñez.
–Yo diría que
es la manifestación del barroco mexicano. Yo también sacrifico en altares
barrocos.
–
¿Qué te parece la poesía de Gorostiza?
–Bajo la presión de la inteligencia,
José Gorostiza ha logrado que la sensibilidad realice lo que sólo puede hacer
la geología: transformar la materia orgánica en diamante.
– ¿Y qué te parece el quehacer
novelístico de Luis Spota?
–Frente a tantos otros que tratan
burguesamente de “epatarnos”, considero a Luis Spota como un honrado y
auténtico novelista.
–Muy bien, pero pasemos a otra cosa.
Dime, ¿qué piensas de la corriente literaria llamada ‘ciencia-ficción’?
–La ‘ciencia ficción’, como la ciencia,
es una vana afición.
–
¿Cómo ves el panorama editorial mexicano?
–Ya
no hay autor mexicano que pueda quedarse inédito.
–Señor
Martín Hernández, ¿quiere usted hacer un favor? –Así, sin pensarlo, me he
dirigido al contrincante de Arreola.
–Usted
dirá de qué se trata –Arreola me observa como pensando: “Este tipo”…
–Quiero
que haga una pregunta para mi entrevista a su contrario y amigo Juan José
Arreola.
Martín
Hernández se queda pensando; luego, hizo esta pregunta a nuestro entrevistado:
–
¿Qué relación encuentra usted, maestro, entre la literatura y el ajedrez?
–Es
fácil ganar la apertura; lo importante es llegar al final, aunque sea tablas
–responde Arreola.
–Bueno
–digo yo –, permíteme que te haga una disparatada y última pregunta. ¿Te has
reído alguna vez de tu sombra?
–No,
mi sombra me merece el mayor respeto del mundo, porque me dice en negro lo que
yo quisiera ser en blanco.
Arreola guarda
silencio, y nosotros también.
La partida ha
quedado interrumpida. De pronto, Arreola declama estos versos del capitán
Francisco de Aldana:
“Pienso torcer
de la común carrera
que sigue el
vulgo y caminar derecho;
jornada de mi
patria verdadera,
entrarme en el
secreto de mi pecho
y platicar en
él mi interior hombre:
¿Do está si
vive o qué se ha hecho?”
Y este fue el
punto final de nuestra entrevista con Juan José Arreola.
REVISTA
MEXICANA DE CULTURA.
FOTOGRAÍA
TOMADA DEL BUSCADOR DE Google.
escritores.org
Juan José
Arreola Zúñiga
(September
21, 1918 – December 3, 2001) was a Mexican writer and academic. He is considered Mexico's premier
experimental short story writer of the twentieth century. Arreola is recognized
as one of the first Latin American writers to abandon realism; he uses elements
of fantasy to underscore existentialist and absurdist ideas in his work.
Although he is little known outside his native country, Arreola has served as
the literary inspiration for a legion of Mexican writers who have sought to
transform their country's realistic literary tradition by introducing elements
of magical realism, satire, and allegory. Alongside Jorge
Luis Borges, he is considered one of the masters of the hybrid subgenre of
the essay-story. He published only one novel, La feria (The Fair; 1963).