ILUSTRACION ELABORADA POR: Fernando Emilio Saavedra Palma.
EL TORO
Del libro: Las 1001 caras de Jano…
LIBRO que nos hace PENSAR…
SELECCIÓN POR: Fernando Emilio Saavedra Palma.
EL
TORO
-¿Qué
hago yo aquí? ¿Qué hago yo aquí? ¿Qué hago yo aquí?, se preguntaba a sí mismo;
le preguntaba al sol, al polvo, al aire, al agua y a todo cuanto lo rodeaba,
sin recibir respuesta y angustiado hasta los cuernos y con los testículos
arrugados de pavor.
Corrió
y corrió, con ojos desorbitados, y le dio dos vueltas al ruedo en la plaza más
grandiosa e importante de aquel mitológico país.
Su
corazón, acelerado, era un tambor de enloquecidas resonancias, a punto de
estallar y detenerse para siempre.
-¿Qué
hago aquí? ¿Qué hago aquí? ¿Qué hago yo aquí?, se preguntaba sin entender nada.
Su
miedo iba en aumento. Todo él era un bulto sombrío de nervios, de carne, de
sangre y huesos espavoridos.
El
toro, ante aquella, para él, inexplicable y terrorífica realidad, tan irreal,
sentía que se estaba volviendo loco.
Sí,
¿qué hacía él allí ante aquella multitud de sanguinarios terroristas, que
gritaban en los tendidos? Hombres y mujeres de almas bárbaras y carentes de
compasión.
¿Qué
hacía él allí, lejos de los frescos e idílicos campos donde había transcurrido,
hasta entonces, su feliz vida?
Una
especie de figurín vertical, y vestido de colores, el Torero, algo en sí para
lo que el Toro no tenía ninguna explicación, apareció con un trapo escarlata en
la mano y comenzó a burlarse de él. Lo llevó con engaños hasta donde había un
caballo, montado por un gordo y maloliente figurín, con un raro y largo garrote
en la mano. Sin pensarlo e impulsado por su bravura arremetió contra el caballo
con intención de derribarlo. Ni su fuerza ni sus cuernos le sirvieron de nada.
Retrocedió chorreando sangre por su lomo dolorido.
A
continuación, unos figurines, muy bailarines, con unos garapullos en la mano,
le produjeron más dolor y más sangre clavándoselos en su lomo. Furioso, dejó de
tener miedo y arremetió contra los que lo instigaban, sin éxito. Por más que lo
intentó no pudo clavarle sus cuernos al figurín vertical, que lo engañó una vez
y otra vez, con su trapo escarlata y, luego, con saña, lo atravesó, aunque sin
poder darle muerte, en dos ocasiones, con una afilada y larga espada.
El
coraje y el odio hacia aquel figurín vertical y perverso lo mantenían firme
sobre sus cuatro patas, por lo que el figurín, sin ningún valor reconocible y
sí con toda clase de ventajas a su favor, lo apuntilló en la nuca y, al fin,
murió, sin saber por qué y para qué moría, como mueren los llamados toros de
lidia en manos de figurines, que se dicen artistas, como los verdugos de la Edad
Media, cuando se deleitaban ejecutando a los indefensos e inocentes herejes.
FOTOGRAFÍA
TOMADA DEL BUSCADOR DE Google.
eltoroflamenco.webnode.es
La
vaca, en el caso de la hembra, o toro en el caso del macho
(Bos primigenius taurus o Bos taurus), es un mamífero artiodáctilo
de la familia de los bóvidos. Bos
primigenius taurus es el nombre científico que se le asignó a la vaca o
toro doméstico europeo (y norasiático), un conjunto de bóvidos domésticos
descendientes de la subespecie de uro salvaje euroasiático (Bos primigenius primigenius);
mientras que se denomina Bos primigenius indicus a los cebúes y
otras razas bovinas domésticas provenientes del mismo tronco, y descendientes
de la subespecie de uro salvaje del sudeste asiático (Bos primigenius namadicus). Se trata
de un mamífero
rumiante
grande y de cuerpo robusto, con unos 120-150 cm de altura y 600-800 kg de peso
medio.
Domesticado
desde hace unos 10 000 años en el Oriente
Medio, posteriormente su ganadería
se desarrolló progresivamente a lo largo y ancho de todo el planeta. Sus
primeras funciones fueron para el trabajo y la producción de carne y de leche, además de
aprovecharse los cuernos,
el cuero o los
excrementos (como fertilizante o combustible); también se siguen empleando
en algunos países en los espectáculos taurinos. La cría y utilización de
estos animales por parte del hombre se conoce como ganadería bovina. En 2011,
la cabaña mundial de ganado bovino superaba los 1300 millones de cabezas.
Además de las propias razas
o variedades, se emplean diferentes formas de clasificación individual, como
pueden ser la disposición y forma de la cornamenta, la capa (color del pelaje) o sus
capacidades productivas.
Estos bóvidos
siempre han apasionado al ser humano, para quien el toro es un símbolo de
fuerza y de fertilidad, por lo que estos animales están presentes en numerosas
creencias y religiones. Son parte integrante de la cultura occidental,
y se les puede encontrar como tema de inspiración de pintores y escultores, o
como personajes de historietas, de películas
o de anuncios publicitarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario