FOTOGRAFÍA TOMADA POR: Fernando Emilio Saavedra Palma.
TIEMPO DE LORA
COLABORAN EN LA EDICION:
·CONCEJALIA DE CULTURA Y EDUCACION DEL
EXCMO.
AYUNTAMIENTO DE LORA DEL RIO.
·AGRUPACION CULTURAL “AMIGOS DE LORA”.
·AMIGOS DE JUAN CERVERA SANCHIS.
·OBRA CULTURAL DEL MONTE DE PIEDAD
Y CAJA DE AHORROS DE SEVILLA.
PORTADA: ANTONIO JOSE TRIGO CERVERA.
ABRIL – 1.989
Imprenta BECERRA offset-M. Martínez-Lora
del Río (Sevilla) -1.989
Impreso en España-Printed in Spain.
Con
TIEMPO DE LORA Juan Cervera Sanchís –loreño
“por nacencia y vocación”- eterniza una vez más, empleando la afortunada
expresión de Juan de Mairena, “el sentimiento de Tiempo”. Ese tiempo “único y
mágico”-piadoso aliado, pues como decía Séneca, “todas las cosas no son ajenas:
sólo el tiempo es nuestro”-, su tiempo, en cuyo espacio vive; tiempo que no
volverá, tiempo ausente que se hace luz en su memoria.
Juan
Cervera Sanchís, desde México, unido a Lora del Río, “pueblo entre todos los
pueblos”, por un cordón umbilical entrañable, reactualiza continuamente su
pasado con emoción y nostalgia.
TIEMPO DE LORA, como un tiempo musical- cumplida suite de vivencias
e instantes pasados que se funden en matriz primigenia en su corazón axatiano-
constituye un libro emocionado para los viejos loreños y un sugestivo motivo de
lectura para las nuevas generaciones.
En
definitiva, poesía para cuando haya tiempo de recordar.
(A.J. Trigo).
PRESENTACION
“…pobló los cielos de Lora
de alas de palomos blancos”
J. CERVERA
Muchas
veces me pregunto cómo sería la poesía de Juan Cervera Sanchís sin esa
penetrante nostalgia loreña que la alienta y la traspasa toda de principio a
fin. “Rayo que no cesa”, esa nostalgia está siempre en el aire de sus poemas
como fuerza que a cada paso recrea ese universo espiritual que Juan se ha
llevado consigo y vive en sus adentros insoslayablemente. ¿Simple mirada atrás
en un tiempo histórico?. ¿Mera arqueología sentimental?. No. Algo mucho más
hondo: fijación, para siempre, de lo que un día fue hoy y hoy sigue siendo en
la conciencia sin tiempo; perpetuación –por gracia de la palabra que nombra- de
cosas muy suyas que son también muy nuestras; vivo, fresco acarreo de la
memoria en una operación redescubridora que pone mágicamente delante de
nuestros ojos a ese pueblo lejano en el que todos nos reconocemos.
“Todo
el mundo siente –dejó escrito Béquer-. Sólo a algunos seres les es dado el
guardar como un tesoro la memoria viva de lo que han sentido. Yo creo que éstos son los poetas. Es más: creo que
únicamente por esto lo son”. Recordar es, por ello, crear de nuevo, vivificar
con la palabra poética lo que estaba dormido o aletargado en nuestras
conciencias, reconocernos a nosotros mismo. He aquí el más cabal sentido de
este puñado de poemas sobre Lora que Juan nos acaba de enviar desde México: la
memoria del poeta nos ayuda a ser nosotros mismos, a entender mejor nuestras
propias señas de identidad y a instalarnos emocionalmente en la morada de un
tiempo y un espacio que alguna vez fueron radicalmente nuestros. Por eso aquí
toda anécdota tiene un valor sustancial: las cigüeñas de las torres, las
palomas que inundan de vida los cielos de Lora, el viejo río de los mágicos
atardeceres del poeta, las campanas familiares, los sonidos y los olores todos
del pueblo, todas las vitales alegrías cotidianas de sus gentes, y todos sus
dolores…Lo que un día fue biografía personal del poeta, inseparable de la de
todo un pueblo. Pueblo evocado en sus pequeñas historias, en sus ritos diarios,
en sus personajes míticos…
¡Qué
poco dramatismo en esta exultante evocación y qué delicado olvido de viejas
incompresiones! . Sabe muy bien el poeta que no todo fue entonces para él
camino de rosas, pero sabe también que cualquier orgullo –hasta el más
legítimo- no sería más que una estúpida forma autoinmolarse, ya que, quiérase o
no, cada una ha de rendir culto a su insoslayable paraíso perdido. El de Juan
–esa Lora detenida en el tiempo, pero viva y siempre recreada- desfila por esos
poemas como un tembloroso testamento de la vida y de alegría. ¡Qué sentida
vibración en estos “cuadros” evocados! ¡Cuánto momento revido, extraído, no ya
del cajón de la memoria, sino de lo más hondo de la conciencia, llevado por el
poeta como se lleva la piel, sin sentirlo, convertido el recuerdo en uno
mismo!.
En
la poesía de Juan Cervera Sanchís, Lora es mucho más que una recurrencia
nostálgica del sentimiento, pues se trata más bien de un paisaje interior y de un sentido del
mundo, de toda una forma de ver y entender la vida. Paraíso perdido, hemos
dicho antes. Perdido para el poeta y perdido también para los que quedamos
aquí, pues que nunca retornan las cosas como fueron un día. El verso, sin
embargo, tiene muchas veces el extraño poder de interporalizarlo todo. Por eso,
como de improviso, se nos ha entrado por la ventana el regalo inapreciable de
una brisa fresca que trae aromas de tiempo ido, de esencia viva de calles, de
atardeceres, de pájaros, de ríos, de personas que fueron, de mágicos momentos
rescatados por la conciencia…Por entre los encantados versos de Juan Cervera
Sanchís se nos mete dentro del alma algo muy nuestro que teníamos ya casi
olvidado. Vayamos con alegría, de la mano del poeta, al reencuentro con
nosotros mismos.
ROGELIO REYES
Sevilla,
junio del 1.983.
LORA DEL RIO
(Capricho)
Para Rafael Sánchez Manzanares
En
la ELE
de Lora
el
lirio de los campos
guarda
su aroma.
En
su O
palpitan
circulares
misterios,
frescas
orillas.
En
su ERE de
rosa
los
jardines se pueblan
de
mariposas.
En
su A
de agua
los
loreños se ocultan
a
hablar del alma.
Mira
su D
dormitando
en la dalia
aún
por nacer.
En
su E
de encina
anidan
cada invierno.
las
golondrinas.
En
su otra ELE
un
macetón de barro
arde
en claveles.
La
ERE
segunda
surca
al cielo del Sur
de
astrales rutas.
Su I
me conduce
por
la flor del acento
a
un mar de luces.
Y
esa O
final
de
Lora, tiene un toque
de
eternidad.
Lora
del Río,
en
donde lo andaluz
es
todo mío.
FOTOGRAFÍA TOMADA POR: Fernando Emilio Saavedra Palma.
DEDICATORIA a Fernando
Emilio Palma y Saavedra
o Fernando Emilio Saavedra Palma, quién naciera
fuera de Lora, y quien la ama tanto como si hubiera nacido en ella.
LOREÑERIAS
Para los
que sin nacer en Lora
aman tanto a Lora como los
que
nacimos en ella.
Juego
con mi loreñés
y
bordo loreñerías
mientras
lo loreño puebla
mi
sangre de Loras niñas.
Me
acodo en el puente viejo
soñando
Loras dormidas
y
en los puentes nuevos cantan
hermosas
Loras activas.
Lora
de jazmín y el pozo
y
las paredes albísimas.
Lora
roja de claveles
y
de trigales verdísima.
Lora
del agua y del aire,
del
sol y la fantasía.
Lora
la del cielo azul.
Lora
del Río y de la Vida.
Lora
de las amapolas,
del
membrillo y de la oliva.
Lora
hortelana entre norias
y
húmedas hortelanías.
Lora
la de las cigüeñas
y
las torres infinitas.
Lora
de los gorriones.
Lora
de las golondrinas.
Lora
de mi corazón.
Lora
ganada y perdida.
Lora
de mis invenciones
y
mis realidades íntimas.
¡Qué
loreñamente vengo
y
voy, Lora, día a día,
por
la luz de tus balcones
enloreñando
mi risa!.
Quizá
nunca más mis pies
y
las piedras sensitivas
de
tus misteriosas calles
se
den en mis huellas cita.
Quizá
nunca… y, sin embargo,
en
tanto tus calles vivan
no
habrá olvido para mí,
sino
memoria encendida.
FOTOGRAFÍA TOMADA POR: Fernando Emilio Saavedra Palma.
TIEMPO DE LORA COLECCIÓN
ACEÑA DE POESIA.
FOTOGRAFÍA TOMADA POR: Fernando Emilio Saavedra Palma.
Torre
de Lora, tan alta
que
se diluye en el aire
para
acariciar los sueños
de
los loreños distantes.
DISEÑO y tipografía clara en
toda la edición, con un formato elegante y de buena lectura.
TIEMPO DE LORA es el testimonio sin tiempo, con las nubes de Lora del
Río, dentro del universo poético y único
de Juan Cervera Sanchís. Su poesía en
este libro, lanza a la mirada del mundo el lugar de su nacimiento, pueblo
blanco loreño, que como nube sin tiempo entra a la dimensión de los poetas y al
público lector en general. Lora del Río es la perla de Sevilla, que nos baña el
poeta Juan con su poesía, y por eso me siento tan loreño como cualquiera por
este día al leer toda su poesía…
Fernando Emilio Saavedra
Palma.
FOTOGRAFÍA TOMADA
POR: Fernando Emilio Saavedra Palma.
TITULOS PUBLICADOS:
CONTRASEÑAS Y TIEMPO DE LORA, DE Juan Cervera Sanchís.
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