ILUSTRACION ELABORADA POR: Fernando Emilio Saavedra
Palma.
DEL LIBRO Pemex, pasión y destino…
TESTIMONIOS: Humberto Aguilar Pacheco.
Entrevista elaborada por: Juan Cervera
Sanchís.
Éramos
amantes entregados a nuestras labores
Nació el 18 de septiembre de 1931 en Ciudad del Carmen,
Campeche. Desde muy pequeño vivió en el Puerto de Veracruz. Ahí, tras estudiar
la primaria, continuó su preparación en la Escuela Secundaria y de Bachilleres.
Cuando finaliza la preparatoria, en 1948, se traslada a la ciudad de México,
donde inicia sus estudios profesionales en la Escuela Nacional de Ciencias
Químicas, actualmente la Facultad de Ciencias Químicas, de la UNAM. Obtiene su
título profesional de ingeniero químico el 25 de agosto del 1955.
Posteriormente, realiza cursos sobre alcohol, petróleo,
planeación y numerosos seminarios, pero más allá de sus conocimientos técnicos,
tan imprescindibles como necesarios, desarrolló su conciencia y espíritu de
servicio, con el fin de trabajar por el engrandecimiento del país a través de
Pemex, a la que siempre consideró, y sigue considerando, una empresa básica del
pueblo de México para lograr ese fundamental objetivo.
Humberto Aguilar Pacheco
-Ejercí mi profesión únicamente
en Petróleos Mexicanos, desde el 18 de marzo de 1954 hasta el 20 de septiembre
de 1993 en que me jubilé. Durante cuarenta años viví entregado a mi trabajo en
Pemex, que fue el motor de mi vida. Yo siento que lo sigue siendo. El hecho de
estar jubilado no significa que uno sea ajeno a cuanto importa e inquieta al
devenir de la industria petrolera, que es parte viva de nuestra preocupación y
nuestro diario sentir.
-Háblenos de sus inicios.
-Me inicié en la
refinería de Minatitlán, como supervisor de laboratorios de control químico.
Ahí nos encontramos con ciertas condiciones harto adversas y difíciles. Por
ejemplo. Por ejemplo, las plantas de destilación primaria no tenían
condensadores con carcasa y núcleo de tubos, sino condensadores de contacto
directo con agua. La instrumentación era totalmente neumática y no había un
cuarto de control, sino que estaba distribuida dentro del área correspondiente,
pero no cabe aquí caer en exhaustivas explicaciones técnicas. Lo cierto es que
los ingleses nos dejaron una industria obsoleta que nosotros tuvimos que
superar con renovados e inteligentes esfuerzos, que hicimos entre todos, pues
nos impulsaba un fuerte amor a México, y una mística por el trabajo,
ejemplares.
-¿Qué ha representado y representa Pemex para México?
-Pemex ha representado
y representa uno de los patrimonios fundamentales del pueblo. Es decir, ha sido
la fuente económica y de energéticos del país. Además, en tanto ha estado
administrada en lo técnico y lo financiero por mexicanos, ha creado una riqueza
adicional, que es haber impulsado el desarrollo técnico y administrativo del
personal involucrado.
-¿Qué importancia ha tenido para el desarrollo de la
industria petrolera la experiencia de los hombres que laboran en ella?
-La importancia de la
experiencia es capital. Para realizar en forma óptima cualquier actividad no es
suficiente con obtener un título académico, ya sea de licenciatura, maestría o
doctorado, pues si no se tiene el conocimiento al máximo detalle de cómo
realizar las actividades específicas –y esto únicamente se adquiere en la
realización misma de dichas actividades-, no es posible desempeñar con eficacia
ningún trabajo.
-¿Quiénes han sido en
su opinión los hombres clave en la creación de Pemex?
-Lázaro Cárdenas,
fundamentalmente, quien tanto contribuyó al progreso de la nación. Entre los
que le dieron más ímpetu a la industria, Antonio J. Bermúdez, sin olvidar a los
ingenieros Héctor R. Lara Sosa y César O. Baptista, que participaron
activamente en el desarrollo de la refinación del petróleo y de la petroquímica
en Pemex.
-¿Qué ha representado para usted entregar su vida a Pemex?
-Trabajar en Petróleos
Mexicanos, cuando yo me inicié, era desempeñar una labor patriótica. Entonces,
por ejemplo, el aspecto de los salarios era una cuestión relativamente
secundaria. Vivíamos para Petróleos en cuerpo y alma, y eso para nosotros no
era un sacrificio sino una satisfacción. Imperaba una filosofía de respeto y
culto al trabajo, y una profunda mística que nos impulsaba, con una enorme
fuerza interior, a superarnos día con día. No éramos trabajadores, éramos
amantes entregados a nuestras labores.
-¿Cómo fue su crecimiento personal dentro de la industria?
-En Minatitlán, donde
me inicié como supervisor, fui también jefe interino en los Laboratorios de
Tratamiento de Agua, hasta 1955.
-¿Luego?
-En 1956 fui jefe de
Movimiento de Productos, encargado del Oleoducto Transísmico. De 1957 a 1962
laboré como ingeniero de operación de Plantas Primarias, ingeniero de turno en la
Planta de Desintegración Catalítica, jefe del Sector de Destilación y jefe del
Sector de Desintegración.
-Tras acumular esta experiencia, ¿qué siguió?
-Entre 1963 y 1964 me
desempeñe como superintendente general de Operaciones, y en 1965 como superintendente
general de Proceso.
-¿Posteriormente?
-De 1966 a 1967, ya en
las Oficinas Centrales en México, D.F., me desempeñe como coordinador de
Operación de Refinerías y también como superintendente interino de Operación de
Refinarías. A partir de 1968 fui ayudante técnico de la Subdirección de
Producción Industrial y al siguiente año, coordinador de Operación de Plantas
Petroquímicas, en la Gerencia de Petroquímica.
De 1970 a 1976 fui
superintendente general de Operaciones de Plantas Petroquímicas. En diciembre
de 1976 fui subgerente de Operación y Mantenimiento de la Gerencia de
Petroquímica.
-Su cúmulo de experiencias dentro de la industria petrolera
es enorme, ¿qué le han dejado todas esas experiencias?
-En primer término,
una gran satisfacción personal…
-¿Cuál de todas esas experiencias considera usted que ha sido
la más satisfactoria?
-Yo le diría que mi
mejor experiencia la obtuve en los proyectos de cada nueva planta de proceso en
refinerías, así como en las plantas de los complejos petroquímicos, en los que
de alguna forma participé en tecnología, ingeniería, construcción, operación y
otros aspectos.
-De todas esas experiencias, ¿cuál considera que ha sido la
que mayor dificultad ha representado para usted?
-Todas y cada una de
las actividades realizadas tienen diversos grados de dificultad. No podría
precisar cuál ha sido la más difícil. Tal vez fue alguna de aquellas
relacionadas con aspectos administrativos.
-¿Qué aprendió del aspecto laboral?
-Aprendí que en las
relaciones laborales el trato directo y permanente con diversas personas
permite aprender
-valga la
redundancia-, en cada caso, algo especial, que nos permite en lo personal
mejorar el desempeño y la conducta propia.
-Respecto a su trayectoria nos quedamos en 1976, ¿qué
continuó?
-En 1978 fui
subgerente de Operación de Plantas Petroquímicas y, a partir de marzo de 1980
hasta mayo de 1983, laboré como subgerente de Desarrollo y Control de Proyectos
y gerente de Desarrollo Petroquímico. Proseguí, de mayo de 1983 a octubre de
1985, como gerente de Normalización de Proceso de la Subdirección de
Transformación Industrial. De octubre del citado año hasta enero de 1989 fui gerente de Petroquímica y después,
hasta diciembre de 1992, me desempeñe como gerente de Protección Ecológica e
Industrial, para pasar a ser gerente de Protección Ambiental y Seguridad
Industrial del organismo subsidiario Pemex Refinación.
-Maratónica su labor.
-No, satisfactoria. El
trabajo dignificante al hombre, y trabajar en Pemex, para mí como para tantos
otros de aquella época, fue un placer.
-¿Su jubilación?
-Recibí mi jubilación
en septiembre de 1993, pero siempre hasta hoy, y siento y pienso que hasta el
día de mi muerte (que espero tarde mucho todavía), me he sentido ligado por el
mismo cordón umbilical a mi querido Pemex y a mi Casa de Estudios, la UNAM.
Después de jubilarme
he participado en la Asesoría de la Dirección General de Refinación y en la
Universidad Nacional Autónoma de México me he desempeñado como secretario
técnico en el Programa Universitario de Medio Ambiente (PUMA). De abril de 2000
a marzo de 2001 participé en el proyecto de Auditoría del Transporte y
Mejoramiento del Ambiente de la Zona Metropolitana del Valle de México, donde
intervino la Facultad de Química de la UNAM, en alianza con ICF Kaiser.
-Es usted admirable. ¿Cuándo descansa?
-Aquí no venimos a
descansar, la vida es una tarea continua. Mi descanso es leer y visitar los
muchos museos que hay en Coyoacán. Soy un amante también de la cultura y el
arte, a la vez que disfruto un buen partido de futbol.
-¿Qué mensaje tiene para los petroleros?
-Que continúen
orgullosamente con la mística nacionalista de servir a Petróleos Mexicanos, con
la entrega consciente al trabajo, y el afán de superación para incrementar el
patrimonio nacional.
El pueblo mexicano
tiene un gran genio para crear riqueza material y espiritual. Creemos y, a su
vez, creamos en nosotros. Nadie de fuera podrá hacer por nosotros lo que
nosotros no hagamos con base en nuestro propio esfuerzo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario