ILUSTRACION MONTAJE ELABORADA POR: Fernando Emilio Saavedra
Palma.
SEÑORA Y NIÑA MIA…
Libro por: EDICIONES
A.L. DURAN MÉXICO 1988.
Autor: Juan Cervera Sanchís.
VI
MADRE
y Maestra, Tú, Niña y sencilla.
Tesoro de inocencia inigualada.
Reliquia de la Luz Inmaculada.
Máximo bien y suma maravilla.
Maestra y Madre, Tú fe agavilla,
cual amorosa y cálida embajada,
los contrarios en fuerza iluminada
infundiéndole espíritu a la arcilla.
Madre y Maestra, sí, Niña y Señora,
que el candor nos devuelves,
generosa,
con tu presencia tierna y florecida.
Maestra y Madre, Tú, reveladora,
que nos diste la clave de la rosa
y el divino secreto de la vida.
Nuestra Señora de Guadalupe,
es una advocación mariana de la Iglesia católica, cuya imagen tiene su principal centro
de culto en la Basílica de Guadalupe, en el
norte de la ciudad de México.
De acuerdo a
la tradición mexicana,[2]
la Virgen María se apareció cuatro veces a san Juan Diego Cuauhtlatoatzin en el cerro
del Tepeyac.
Según el relato guadalupano conocido como Nican
mopohua, tras una cuarta aparición, la Virgen ordenó a Juan Diego que
se presentara ante el primer obispo de México, Juan de Zumárraga. Juan Diego llevó en su ayate unas rosas
―flores que no son nativas de México y que tampoco prosperan en la aridez del
territorio― que cortó en el Tepeyac, según la orden de la Virgen. Juan Diego
desplegó su ayate ante el obispo Juan de Zumárraga, dejando al descubierto la
imagen de la Virgen María, morena y con rasgos mestizos.
Las mariofanías
tuvieron lugar en 1531, ocurriendo la última el 12 de diciembre de ese
mismo año. La fuente más importante que las relata es el Nican mopohua,
atribuido al indígena Antonio Valeriano (1522-1605) y publicado en 1649 por el presbítero
Miguel Sánchez en su libro Imagen de la Virgen María Madre de Dios de
Guadalupe, contribuyendo a divulgar ampliamente la devoción guadalupana
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