JARDÍN DEL
ARTE
Autor: Juan
Cervera Sanchís.
En el Jardín del Arte
pienso en ti.
Revivo enamorado de tu
ensueño,
cada vez más real en los
recintos
fieles de mi memoria.
En el Jardín del Arte
recuerdo ensimismado
los besos que nos dimos
en aquel tiempo luz,
en que nuestra pobreza,
vista hoy a distancia, me
parece
que fue una gran riqueza.
¡Qué ricos de ilusiones
éramos, amor mío,
en aquel tiempo en que tú
me invitabas
a unos huevos rancheros
en aquel humildísimo
restorán
de Villalongín que
llamábamos,
pues no tenía nombre, “La
Viejita”.
Sí, el restorán de “La
Viejita”,
en honor de aquella mujer
de pelo blanco
que siempre nos servía
sonriéndonos
y sumamente amable.
En el Jardín del Arte esta
mañana,
cuarenta años después de
todo aquello,
me siento en una banca y
rememoro
los crepúsculos en que tú
y yo
en una de estas bancas
nos besábamos tomados de
la mano
y soñando venturosos
futuros.
Creíamos entonces en el feliz
futuro.
De verdad de verdad que me
estremezco
en el Jardín del Arte
mientras digo tu nombre y
me traslado
contigo a aquellos tiempos
que ya no volverán y, sin
embargo,
vuelven, retornan a mi
imaginación
y dan radiantes alas a mis
sueños ensueños,
soñando, amando en ti y
contigo
los días, las tardes, los
crepúsculos,
las noches… Aquellas
noches nuestras
y tan nuestras que siguen
siendo nuestras.
En el Jardín del Arte esta
mañana
activé mi pequeño celular,
y te llame y te dije:
“Te hablo, amor mío, desde
el Jardín del Arte”
y recordamos juntos
nuestras cenas,
aquellas cenas nuestras
que no iban más allá
de unos huevos rancheros y
un refresco
que nos servía aquella
diligente
viejita inolvidable.
Hablamos un instante y
volvimos
a reinventar la vida desde
el Jardín del Arte,
aquella vida nuestra loca
y enamorada,
que sigue siendo vida
enamorada y loca.
Pensando en nuestras vidas
contemplo las hermosas
palmeras
que en el Jardín del Arte
se pueblan de pequeños y
alegres gorriones
al tiempo que las tórtolas
picotean a la sombra de
los fresnos.
Yo cuento días y noches,
nubes y estrellas cuento
en el Jardín del Arte y
pienso y pienso en ti.
en mí, en nosotros pienso.
La vida mientras tanto
prosigue su camino
y en el Jardín del Arte
esta mañana
me visto de de domingo y
hablo a todo color
con los pintores pensando
siempre en ti,
ya que yo vivo en ti y por
ti, vida mía,
y me recreo en los puentes
colgantes del recuerdo.
Regreso a aquellos años en
que el pasado siglo
tenía por delante décadas
de ilusiones
y tú y yo cultivábamos
jardines interiores
y éramos un emporio de
caricias
en el Jardín del Arte,
y cenar unos huevos
rancheros
era más que un banquete delicioso,
pues era una delicia,
amada amiga mía,
caminar al azar por
cualquier calle
o sentarse, ¡qué simple y
qué precioso!
en una humilde banca del
siempre acogedor
Jardín del Arte de la
Ciudad de México.
Este Jardín del Arte, tan
nuestro y tan querido
que, como ayer, hoy día,
esta mañana,
es el fehaciente y alto y
hondo
y bello testimonio, oh,
amor mío,
de que el amor nos guía,
de que el amor es arte,
luz y vida,
y es jardín el amor
y nosotros perpetuos y
amantes jardineros.
JUAN CERVERA
SANCHIS
México D.F.,
14 junio 2009.
FOTOGRAFÍA TOMADA POR:
Fernando Emilio Saavedra Palma.
FOTOGRAFÍA TOMADA POR:
Fernando Emilio Saavedra Palma.
FOTOGRAFÍA TOMADA POR:
Fernando Emilio Saavedra Palma.
DEDICATORIA
de Juan Cervera Sanchís
a Fernando
Emilio Saavedra Palma.
FOTOGRAFÍA TOMADA POR:
Fernando Emilio Saavedra Palma.
CONTRAPORTADA
DEL POEMARIO
JARDIN DEL
ARTE. Editado por: JAKE AL REY.
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