miércoles, 4 de julio de 2012

DOS POEMAS: “HOMBRE DE DOS MUNDOS” Y “HOMBRE IMPERFECTO” Autor: Juan Cervera Sanchís


FOTOGRAFÍA DEL ALBUM PARITCULAR DE:
JUAN CERVERA SANCHÍS .
DISEÑO DE MARCO POR: Fernando Emilio Saavedra Palma.
DOS POEMAS:
“HOMBRE DE DOS MUNDOS” Y
“HOMBRE IMPERFECTO”
Autor: Juan Cervera Sanchís


HOMBRE DE DOS MUNDOS

El hombre dividido y de dos mundos,
cual ave desalada y migratoria,
agoniza en su islote de contrarios.
Puñal de ausencias.

Vivir de sin vivir. Lanzar la vida,
contra la espada y la pared del tiempo,
al dolor del espacio y sus incógnitas.
Trágico es ser.

Estar, pero no estar. Parecer libre.
Sentirse, sin embargo, prisionero.
Ser ciego. Fingir ver. Soñar el tacto.
Quemar mi sombra.

Saber que aún no nacimos y jugar
inexplicablemente a estar viviendo.
Escribir en la soga del ahorcado
mi codicilo.

Sentarse junto al fuego. Leña y años.
Encerrarse por dentro llama a llama.
Definitivamente ser ceniza.
No huir ya más.




      HOMBRE IMPERFECTO

Somos criaturas dadas, raros juegos
de un misterioso azar, caprichos vagos
de un ebrio dios que, a ratos, no nos quiere
                                           por imperfectos.

La imperfección creció en mi barrio pobre
conmigo y por los charcos de la calle
y mis viejos zapatos que dejaban
                                         huérfanas huellas.

Verdad que lo imperfecto me ha regido
desde mis niños soles y mis jóvenes
lunas aquellas muertas de antemano
                                         como yo mismo.

Humanas son mis fuerzas. Innegables
limitaciones sobre mí sostengo.
Mas todo está a la vista y claramente.
                                       A nadie engaño.

El hambre me llevó, salvaje infancia,
al crimen de criaturas inocentes.
Sobrevivir sin más fue en fin mi ley
                                        rígida y fiera.
Deforme a mi pesar amé lo bello
y la victoria busco aunque camino
por esta larga noche de mi sangre
                               sin gloria alguna.

No ocultaré la cruz de mi parroquia,
no negaré mis calcios ni mis hierros
y habitaré en mansión de vidrio frágil
                                       y transparente.

La imperfección yo sé que nos conduce,
en guerra contra el mar de las pasiones,
al litoral de la perfecta vida;
                                   si es que la hubiere.

Todos sabrán que maltratado y roto
por guerras y posguerras lato aquí
con la emoción al filo de la piel
                                        y el beso herido.

Vedme inmaduro, vedme trabajando
mi barro con dolor y fe alfarera
en el alfar del verso transcendido
                                         por la esperanza.


Me rindo y no me rindo. He de seguir,
en contra de mis noches, persiguiendo
al ángel de la luz, por más que nunca
                                        arda en mi jaula.

Apenas en la edad del verde tímido,
cuando más tierno el árbol necesita
el agua y el cuidado, me arrojaron
                                         a la intemperie.

Sueño con lo perfecto y lo imperfecto
marca, Dracón infame, mis acciones.
Una vez y otra vez mordí lo erróneo.
                                          Sigo en la lucha.

Quizá parezca un loco, un obsesivo
y desigual ladrón de verbos mágicos,
pero entended que un hombre es sólo un
                                                            hombre.
                                              Cálido enigma.

En mi imperfecto ser ahondando fui
y supe más y más de lo difícil
que es ir siguiendo el hilo y enhebrarlo
                                           en la saetilla.

¿Somos pues un absurdo del absurdo?
¿No existe lo perfecto? ¿No, no existe?
¿Todo es jamás y siempre? Las palabras
                                         son tan confusas.

Nunca seré perfecto. Sin embargo,
he de buscar la flor de lo perfecto
con renovada sed, mientras mi espíritu
                                          cante y aliente.

Nadie podrá evitar mientras yo viva
que mi alma de niño sueñe y cante
y crea con fervor en las rosas azules,
                                           ¡y en la Poesía!

 Mi voluntad se niega día con día
a comulgar con el error y anhela
la perfección, lejana… y tan distante
                                         de sus dominios.

Muerto de mí he nacido. Me sé efímero.
Más nunca me daré por derrotado.
Yo seguiré creyendo que lo humano
                                             no tiene límites.


FOTOGRAFÍA TOMADA DEL BUSCADOR DE Google.
ramondelvalle.blogspot.com
El bebé de 3 años ahora es un niño
El niño se hace mayor, algo duro para los padres, que vemos cómo nos van necesitando cada vez menos y cómo nos hace preguntas para las que, a veces, ni nosotros tenemos respuesta.
En cuanto a su manera de ser, el niño muestra más sus sentimientos y será más sociable con los demás. Su manera de jugar estará más condicionada por la presencia de otros niños, fijándose de este modo en lo que hacen los mayores para imitarles. Si con dos años nos traían de cabeza con su egoísmo a la hora de compartir, ahora son ellos mismos los que prestan sus juguetes para compartir sus juegos con los demás.
Al mismo tiempo, cada vez demuestran más independencia respecto a sus padres. ¡Cada vez nos necesitan menos! A los tres años, el niño ya es capaz hojear libros, y puede sujetar el lápiz de una forma más correcta. Además de garabatos, el niño hace dibujos con más sentido, pintando varios personajes que tienen relación entre sí y con su entorno. Consigue incluso escribir algunas letras del abecedario y su propio nombre, aunque su grafía no sea proporcionada. Cualquier avance en este terreno supone una evolución muy grande para ellos y les hace mucha ilusión.

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