sábado, 7 de julio de 2012

DAVID ALFARO SIQUEIROS Entrevista elaborada por: Juan Cervera Sanchís.

ILUSTRACIÓN ELABORADA POR: Fernando Emilio Saavedra Palma.
DAVID ALFARO SIQUEIROS
Entrevista elaborada
por: Juan Cervera Sanchís

La pintura es el mejor acto del artista
Estábamos citados con Siqueiros a las nueve de la mañana en su estudio-museo de la calle Tres Picos, Polanco. El muralista acudió tarde. Era cerca de las diez, cuando apareció ante nosotros. Mientras nos hacía esperar, aprovechamos el tiempo para ver sus trabajos y platicar con los cuidadores. Los cuidadores son: Juan Martínez y Víctor Ocampo, y ambos, por separado nos dijeron que el pintor, es un hombre sencillo, que atiende por igual a una persona importante como a la más humilde. En tanto hablamos del maestro con los cuidadores, admiramos su obra, recorriendo las distintas salas. Vimos sus apuntes recientes, sus proyectos para murales inconclusos, su “Metáfora de tapado verde…”. Así lo título él. El “Retrato” de  Diego Rivera. Y su “Eco –del –llanto”, que nos impresionó vivamente.
            “David Alfaro Siqueiros –en palabras de Raquel Tibol – es, entre los pintores mexicanos de este siglo, el que absorbe con mayor conciencia las corrientes más dinámicas del pensamiento de su época y el que se proyecta con más amplitud y más profundidad”.
            A este hombre, a este gran artista, lo teníamos, por fin, ante nosotros. Entró hablando en voz alta y nos saludó efusivamente como si fuéramos amigos de toda la vida. Y era natural, porque íbamos de parte de un viejo amigo suyo: Juan Rejano, y él creyó que el poeta cordobés estaba ahí esperándolo.
–Juanito, Juanito Rejano –entró diciendo, gritando casi.
            Le dijimos que Juanito Rejano no había podido acompañarnos y que nosotros éramos sus enviados y, David nos acogió con la misma amabilidad que si hubiera estado allí su amigo.
–Bien –nos dijo –. Yo tengo que hacer muchas cosas. Ustedes me acompañan y, por ahí hablamos.
–Lo que usted mande.
            Luego se registró los bolsillos y, como no tenía un peso, pidió a su esposa dinero. Al fin, salimos a la calle y entramos en su coche. El famoso coronel es un meteoro, no se está quieto un momento. Anda con gran rapidez. En el coche parece sin embargo, más calmado, pero comienza a hablar de la guerra de España:
–Yo estuve con Enrique Líster,* luego con Modesto* en el Pingarrón y Teruel. Con Líster fui ayudante jefe de tanques y me hice comandante de la 46 brigada motorizada de Uribarri. Más tarde fui jefe de brigada en el grado de teniente coronel.
            Yo ya tenía experiencia en la guerra, pues fui oficial en el ejército de la Revolución Mexicana. Claro que en la guerra española adquirí una experiencia mayor. En la Revolución Mexicana sólo hubo caballería, aunque fue una pelea tan dura, tan cruel y tan trágica como la de España, pero reconozco que fue más primitiva en lo que respecta a los armamentos empleados. En España se usaron ya armas modernas. Y lo que más admiré de la guerra de España fue la actitud del pueblo, aquel pueblo que tanta simpatía sentía por los mexicanos. Nosotros, los mexicanos que fuimos a allá, no estábamos en las Brigadas Internacionales, estábamos en las españolas como cualquier español más y, nos identificamos con ellos profundamente. Recuerdo detalles como los de las valientes mujeres españolas que se mofaban del peligro; aquellas mujeres que se hacían dijes con los casquillos de las balas. He de decirles que yo conocía al pueblo español desde antes de la guerra, pues fui agregado militar de México en Barcelona el año 1918. Sí, tengo grandes recuerdos de España…
            Siqueiros guarda silencio y fuma, fumamos. De pronto sacude su cabeza como el que no quiere pensar y, mirando la calzada, le dice al chofer: -Vaya, vaya, un colega ha desperdiciado su pintura. La carretera está manchada de pintura blanca.
            El chofer se ríe. Es un muchacho moreno, ligero de carnes, que escucha atentamente cuando el maestro dice.
            La mañana es transparente. Llegamos al Polyforum Cultural Siqueiros, que nos espera como envuelto en polvo aurífero. Todo el mundo trabaja allí intensamente. El Polyforum Cultural Siqueiros, según se ha dicho, “es la realización más lograda de los ideales siquerianos sobre la integración plástica”. Está entusiasmado y, como un cicerone, baja del coche y nos muestra esta grandiosa obra. Con insistencia nos repite que es una obra de equipo:
            –Mire usted, en esta obra estamos trabajando muchas personas. No es una obra mía, es una obra de equipo. Ahí tiene usted la lista de todos los que trabajan en ella. Hay químicos, arquitectos, pintores, fotógrafos, obreros… Creo que el conjunto está compuesto por más de sesenta y seis miembros especializados. Espere, espere voy a presentarle a dos colaboradores claves.
            Alfaro Siqueiros nos presenta a los arquitectos Miguel Miquela Jáuregui y Guillermo Rossel, que sonrientes nos saludan, pero que se van pronto porque el trabajo está antes que la devoción. Después elogia al patrocinador de la obra. Vamos de un lado para otro. Nuestro entrevistado no para de caminar y, camina tan de prisa, que tenemos que seguirlo corriendo como un perrillo, con nuestra libreta y nuestra pluma alerta a sus palabras. De vez en vez, mira el reloj. Y nos dice:
            –Tengo que ir a la Academia de Bellas Artes. Soy jurado de un concurso y hoy se da el fallo. Tengo el tiempo contado. Pero se vendrá conmigo hasta allí e iremos hablando por el camino. Siento mucho no poder atenderlo con reposo.
–No se preocupe. Saldremos adelante. Le preguntaré desde ahora, directamente lo que me interesa.
–Pregunte usted, pregunte.
–Gracias. ¿Cómo ve usted el panorama pictórico mexicano? –Estamos bajando- la escalera improvisada del Polyforum.
–Todo esto que estoy haciendo es un retorno al muralismo mexicano contra la absurda influencia de la escuela llamada de París y, que, en mi opinión, hundió a las nuevas generaciones en el formalismo y por ende, en la pérdida del mural social de nuestra obra, que fue la característica de la pintura europea del siglo pasado y, que en este momento se inclina de nuevo hacia una vía de realismo social, como lo demuestran las últimas monografías que se están haciendo en Europa y Estados Unidos de América.                      
            –¿Qué es la pintura para usted?
–Para mí la pintura es el mejor acto del artista al fin de poder transmitir un mensaje, el mejor mensaje en el momento histórico en que se produce. El arte tiene que ser producto de una honestidad y una voluntad creadora profundas. Yo creo que el arte de la pintura fue gravemente desviado por el cuadro de caballete, bajo la influencia de la escuela de París y, debe volver a continuar la gran tradición. Los pintores de hoy desconocen hasta la naturaleza física de los colores que usan. Nada saben sobre el proceso químico que sufren los materiales que emplean. Suponen que la plástica es un problema exclusivamente emocional, sin conexión alguna con vehículos materiales correspondientes. Sólo la técnica mecánica moderna puede expresar integralmente en la plástica la convicción proletaria revolucionaria y llenar por completo su objetivo.
–De no haber sido pintor, ¿de qué otra manera le hubiera gustado proyectarse?
–De no haber sido pintor, me hubiera gustado ser militar en un ejército del pueblo, que ya lo fui.    
            Continúa caminando por el Polyforum; habla con muchas gentes y, entre claro y claro, contesta a mis preguntas que brotan sin orden preconcebido, pues con un hombre así que siempre da la sensación de que de un momento a otro se nos va a escapar, no, no hay otra manera de conversar que ésta a salto de mata. Y a salto de mata continuamos nuestra plática.
–¿Cree usted en la posibilidad de un bloqueo económico cultural de los países latinoamericanos?, se detiene, enciende un cigarrillo, pues fuma mucho y nos dice:
–Creo que es una necesidad imperiosa frente a la potencia imperialista.
FOTOGRAFÍA TOMADA DEL BUSCADOR DE Google.
biografiasyvidas.com
GRAN OBRA PICTÓRICA DE SIQUEIROS…
–Al mirar su obra, se advierte un binomio inseparable –arte y política –. ¿Qué puede decirnos al respecto?
–Nuestro movimiento surge de la participación directa de los jóvenes artistas, casi niños, en el ejército de la revolución en México y, posteriormente, en la guerra de España, al lado de la España republicana; de ahí ese binomio. Yo creo profundamente que el intelectual no tiene derecho a ser neutral, porque eso equivale a ser neutro y, a los neutros los pueblos viriles de la antigüedad los sujetaban a suplicios ejemplares. Ese eclecticismo de que algunos dan muestra, en el fondo no es más que prueba del miedo espantoso que sienten hacia el hombre que les amarra los brazos a toda acción de rebeldía.
–¿Qué piensa usted del presente y futuro de nuestro mundo?           
            No me cabe la menor duda de que nuestro mundo entró ya en la construcción del socialismo y no habrá posibilidad de que detenga ese proceso, ni con las armas ni con la demagogia reaccionaria.
–¿Qué aconsejaría usted a un joven pintor?
–Que  abandone el subjetivismo reaccionario y pase al objetivismo, que es revolucionario. Eso es todo.
–Le voy a hacer dos preguntas inesperadas.
–Hágamelas –Siqueiros fuma. Estamos detenidos sobre la portezuela de su coche.
–¿Qué piensa del amor?
–Que es un hecho fisiológico del ser humano –sonríe y continúa –, y pienso que es el alimento más sabroso de todos.
–¿Qué piensa usted de la muerte, la teme?
–Hombre, yo creo que todo el que ama  la vida, y yo la amo profundamente, la teme. Pero como amo tanto la vida, olvido la muerte, pues creo que nuestra lucha política conduce a la vida en el más amplio y profundo sentido de los términos. Además, ¿qué puedo hacer ante mi muerte? –y David vuelve a sonreír, pero de otro modo.
–Bien ¿qué haría usted en principio para cambiar nuestro mundo si tuviera poder para ello?
–Para cambiar nuestro mundo la única vía es el socialismo.
–¿Cree en el hombre?
–Me parece que toda mi teoría es humanista, lo cual quiere decir que parte del hombre y busca la salvación del hombre en el más completo de los términos.
–¿Cómo surgió su vocación?
–Verá usted, yo fui alumno de la Escuela de Bellas Artes desde la época en que era estudiante de primaria. Esa institución jugó un papel importante en la participación de los estudiantes en la lucha armada de la Revolución en México. El contacto con el hombre en el momento más dramático que es la lucha por una causa justa, creó toda mi conciencia sobre el arte nuevo. De este modo nació mi vocación. Ahora veo cómo el artista de nuestro mundo ha crecido en el formalismo, precisamente por su falta de participación directa en la lucha fundamental del hombre.
–¿Prefiere usted algún color determinado?
–Creo que uno de los más grandes errores del conformismo europeo en la pintura, es haber preferido colores y gamas determinadas. Es como si un escritor prefiriera palabras aisladas o predominantes.
–¿Por qué eligió usted el mural preferentemente para expresar su arte?
–Me preocupa el cuadro grande. Era problema para mí el cuadro grande, pero el tiempo me ha demostrado que entre el pintor de caballete y el pintor de murales hay diferencia de más del setenta por ciento. Punto y un ejemplo. Cabe la comparación, aunque relativa, entre la fotografía y cinematografía. Ambas son fotografía, pero la segunda tiene noventa problemas más que la primera. Algo claro: si se piensa, la primera es para un espectador inmóvil, al igual que la pintura de caballete, y la segunda, como el mural, es para un espectador móvil, que observa en una poliangularidad casi infinita, pues la plataforma visual, la última, es tan amplia como la base donde se muestra el mural.
Aquí el chofer habló de la hora. Es tarde. Entramos de nuevo al coche y rodamos hacia la Academia de Bellas Artes, donde Siqueiros dará su fallo en el concurso de que es jurado, con relación a este fallo, nos dice:
–No se debe, porque no se puede, juzgar la obra de un artista por un solo cuadro, sino por su obra en conjunto. Y eso es lo que voy a decirles a los otros miembros del jurado que voy a ver.
FOTOGRAFÍA TOMADA DEL BUSCADOR DE Google.
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EL POLIFORUM CULTURAL SIQUEIROS.
Dejamos el Polyforum y seguimos nuestra conversación. Siqueiros prende otro cigarrillo. Yo le pregunto, ya en camino otra vez:
–¿Se ha sentido alguna vez David contra Goliat?
–Bueno, bueno –Siqueiros se echa a reír –, yo no me llamo David; mi nombre es José. Lo de David me lo apropié porque nací al 29 de diciembre, que es San David. Cuando me cambié el nombre, mi padre, con mucho sentido de la ironía, me dijo: “¿Por qué no te has puesto Lucas, que en México quiere decir loco?” Pero volvamos a su pregunta. Sí, realmente muchas veces en mi vida yo me he sentido como David ante Goliat y, sin honda casi para arrojarle una piedra y vaciarle los ojos al gigante, pues me he enfrentado a grandes problemas con mi pequeñez de hombre, tanto en la política como en el arte.
–¿Cuál ha sido la mejor época de su vida artísticamente hablando?
–La de este momento, porque es cuando he tenido la oportunidad de hacer el mural más integral, de acuerdo con mis ideas al respecto.
–¿Cuál ha sido la mejor época de su vida como hombre?
–Cuando luché en la Revolución como oficial y en España. Aunque fueron las veces que más tuve miedo, como es natural.
–Háblenos de sus experiencias en la cárcel.
–Es usted insaciable, mi joven amigo. Pregunta como una máquina. Le confieso que me está trayendo esta mañana demasiados recuerdos. Pero le voy a seguir contestando. Esta sugerencia sobre mis experiencias de la cárcel es de interés. Mire yo creo, que la cárcel es una experiencia que refuerza la vitalidad política y por ahí humana del encarcelado por razones políticas, se entiende. Además, es una oportunidad maravillosa para conocer lo que es la corrupción en el mundo capitalista y sus verdaderos orígenes. Es, a mi juicio, el más humano que uno puede tener: convivir con viciosos, homosexuales, ladrones, criminales…Esto es muy importante para nuestro conocimiento de la vida y del hombre en esta sociedad en que vivimos. Tan es así, que yo aconsejaría a los escritores y artistas que vivieran la vida de la cárcel, aunque fuera sólo por cuestiones políticas, como en mi caso. He estado más de veinte veces en prisión por motivos políticos siempre. En México la mayoría de las veces, pero también estuve encarcelado en Argentina, Chile y en los Estados Unidos, donde no puedo entrar desde el año cuarenta por razones políticas, naturalmente. Pero he de decirle, con respecto al citado país, que yo aprecio mucho al pueblo yanqui, a quienes por cierto conozco muy bien.
–Háblenos de sus defectos personales.
–Creo que mi mayor defecto es tratar de ganar prosélitos con actitudes críticas violentas y no fraternales. Pero estoy tratando de corregirlos por todos los medios posibles.
–Háblenos de sus virtudes.
–Creo que mi mayor virtud es estar en el campo de la izquierda, tanto en el arte como en la vida, con todos mis defectos, mis indisciplinas y toda mi pedantería. Defectos estos que también estoy tratando de corregir. Mire usted, yo tengo un sistema que me viene del movimiento obrero: corrijo un estilo, no una línea.
–¿Quiénes influyeron más en su arte? –a artistas me refiero-.
–A mí me produjo gran emoción, más por su obra en sí Masaccio; porque Masaccio es el primero en usar, ya en el Renacimiento, el concepto de la forma en el espacio. La pintura antes del Renacimiento, el concepto de la forma en el espacio. La pintura antes de él era plana. Para mí fue un gran descubrimiento en 1919. El pintor moderno cree que la pintura es un fenómeno exclusivamente emocional, pero dirigido por una concepción científica.
Estamos llegando a La Academia, punto final de nuestro destino. Siqueiros me dice:
–Aquí tendré que dejarlo. Y créame que me gustaría continuar la plática, pero no puede usted entrar, ya que es la reunión de un jurado y eso es muy serio.
Se detuvo el auto. Nos estrechó la mano efusivamente y entró como un meteoro en la Academia.  



FOTOGRAFÍA TOMADA DEL BUSCADOR DE Google.
tierra.free-people.net
José de Jesús Alfaro Siqueiros mejor conocido como David Alfaro Siqueiros,[2] (Ciudad de México;[1] 29 de diciembre de 1896Cuernavaca; 6 de enero de 1974) fue un pintor y militar mexicano. Es considerado uno de los tres exponentes del muralismo mexicano junto con Diego Rivera y José Clemente Orozco




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