miércoles, 16 de mayo de 2012

LOS SONETOS DE Juan Cervera Sanchís. COMENTARIOS DE Aguilar de la Torre.


FOTOGRAFÍA TOMADA DEL BUSCADOR DE Google.
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LOS SONETOS DE Juan Cervera Sanchís
COMENTARIOS DE Aguilar de la Torre.
PUBLICADO EN EL GRAN DIARIO EXCELSIOR, MEXICO, D.F.  año 1991.

Uno más de los libros de poesía de Juan Cervera Sanchís (el más reciente) editado por la Universidad Autónoma del Estado de México y por el Instituto Mexiquense de Cultura, ha llegado a mi montañera casa.
El titulo: “Soneto”, consistente en cincuenta y un sonetos dedicado (y he aquí la originalidad) al soneto mismo.
Líneas hay que esplenden por su inmaculada belleza y por sus metáforas como aquel que comienza: “Mi soneto es un pan recién salido/ del horno misterioso de la vida./es levadura y sal, agua encendida/ con temblor del trigal amanecido”; en otro se lee: “Un soneto de agua y como un río/ viajando hacia la mar ancha y salada. Un soneto de lluvia trasminada/ de aromáticas gotas de rocío”; y en otro, brillantísimo: “El delfín del soneto arde en el mar/como un yate de ósculos. Yo invento/velas, anclas y remos en el viento/por el gracioso gusto de inventar”.
Juan Cervera, poeta de filigranerías, excelso poeta, es un conservador de las formas clásicas a las que domina con maestría. Es a él a quien el juicio de José Gorostiza conviene cuando se refiere al “movimiento de reacción” hacia el “desdén a los recursos de la prosodia” que ha ocasionado que estemos “frente a una postura que desea, si no librarse de la musicalidad, sí apagarla, resistirse a servirla. La poesía de los jóvenes no quiere que la música se apodere de ella y la esclavice; huye de lo declamatorio y operativo y se refugia en una especie de balbuceo vagamente rítmico”.
Pero más adelante, el autor de “Muerte sin fin” (y según mi gusto el más grande poeta, nacido en suelo mexicano y posiblemente el más grande de habla española en este siglo: sólo por ese poema) advierte: Sabemos cuánta sinceridad y cuanta honradez se encierra en esta actitud que nos ofrece una poesía despojada de afeites innecesarios, pero no sólo esto, sino que apenas dotada de un hilillo de voz. La poesía saldrá seguramente rejuvenecida de esta experiencia. Conviene recordar, sin embargo, que nada existe semejante a una libertad irrestricta. Todo está sujeto a medida y la libertad puede no consistir en otra cosa que en el sentimiento de la propia posesión dentro de un orden establecido.

“LAS REGLAS DEL AJEDREZ NO OPRIMEN AL JUGDOR, LE TRAZAN UNA DE LIBERTAD EN DONDE SU INGENIO SE PUEDE DESENVOLVER HASTA LO INFINITO”.

Esto escribió don José y en Juan Cervera resulta una gran verdad; el ingenio de este gran poeta, dentro de los límites del soneto, logra prístina poesía, libre, absolutamente libre, conmovedora, como en los treinta y tres sonetos de otro de sus libros:
“Hombre”.

La llegada de este nuevo libro al modesto cuarto que llamo biblioteca, acá en donde la lluvia ha dejado limpias las hojas de los encinos y los madroños, me ha forzado (pero con gusto inaudito) a decir en un soneto también – a Juan Cervera Sanchís, esto:

       FOTOGRAFÍA DEL ALBUM DE: Juan Cervera Sanchís Jiménez y Rueda.
Para otros usos de este término, véase Juan Cervera.
Juan Cervera Sanchís (1933) es un poeta y periodista de origen español, nacido en Lora del Río, Sevilla e inmigrado a México. Es hijo de Juan Cervera Rueda y de Asunción Sanchís Jiménez. Ejerce el periodismo tanto en México como en España.[1]


Inventas y reinventas, Juan Cervera,
el soneto en tu numen prodigioso.
Es ofertorio, rito religioso
que celebras a diario a tu manera.

La palabra es en ti como cantera
que a pulir acudes laborioso
y que bruñida en término armonioso
esplende con la veste dominguera.

El soneto es en ti hospitalario
de las facetas diarias de la vida:
es cuna, cuenco, arropo y aposento;

Casa, albergue, venta y glorioso
en fecunda sutil, limpia y fluida
en la que siempre fulge tu talento.
       

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