domingo, 13 de mayo de 2012

LUIS BUÑUEL Entrevista elaborada por: Juan Cervera Sanchís.


ILUSTRACION ELABORADA POR: Fernando Emilio Saavedra Palma.
LUIS BUÑUEL
Entrevista escrita por: Juan Cervera Sanchís.
En el NACIONAL
diario al servicio de México, D.F. a 16 de febrero de 1969.



ENTREVISTA CON EL GRAN DIRECTOR DE CINE por: Juan Cervera Sanchís.



              “Yo hice cine, porque sentí que,

sólo a través del cine, podía expresarme”.

              “Ya está bien que se nos haya

dejado asomarnos a esta ventana

admirable y maravillosa que es la vida…”

              “Con mis películas no trato de

hacer proselitismo; no quiero enseñar

nada a nadie…”



BUÑUEL  es uno de los grandes directores del cine contemporáneo; pero él no le da mucha importancia a esto. Yo diría que le trae sin cuidado, entre otras muchas cosas, la opinión ajena. Es un enemigo acérrimo de toda publicidad y un hombre difícil. Eso nos dijeron antes de conocerlo, y una de las personas que nos lo dijo fue su propia esposa. Y así es. Luis Buñuel no es un hombre accesible, sobre todo, para aquellos que, en principio, vamos a él con la sola intención de lograr una entrevista para ser impresa. Y yo, la verdad sea dicha, no iba a otra cosa. No me arredré ante las dificultades y me confié a mi suerte. La tuve. Tuve suerte y, tras dos días de asediarlo, a fuerza de telefonemas, logré que las puertas de su casa se me abrieran y, como si fuera cosa de milagro, me encontré sentado junto a él, ante una taza de café humeante. Aquel hombre que me miraba a la expectativa, con ojos de inquisidor, era el famoso Luis Buñuel. Estaba ante el hombre. Poco a poco se me fue confiando. Al principio, nada más romper las primeras palabras, me dijo con sequedad:  

-Oígame, acabo de llegar de París, y allí no he permitido que me entreviste nadie, absolutamente nadie. A mí no me gustan las entrevistas, me fastidian, me importa un rábano, no me interesan. Además, las veces que he sido entrevistado, nunca he dicho nada, y lo que han dicho por ahí que yo dije lo inventaron mis entrevistadores. Yo no tengo nada que declarar, nada de nada. En fin, ya sabe usted, yo nunca digo nada, no tengo nada que decir nada.

Yo tome las cosas con calma, lo dejé hablar. Buñuel estaba como exasperado interiormente, molesto con mi presencia. Como un ruiseñor sorprendido en la umbría de un bosque, el gran maestro de la cinematografía parecía desear, en el fondo de su corazón, que saliera de su casa cuanto antes. Y acababa de entrar. Lo dejé desahogarse y, luego, como él cerró la boca y enmudeció como una piedra, decidí ganarme su corazón contándole mi vida, entre otras cosas, pues no sabía de qué hablarle. Lo hice todo muy espontáneo; esto me salvó. A Luis Buñuel le gustaron las cosas que yo le decía. Su rostro cambió y, de súbito, se echó a reír al oírme decirle que yo sabía una papa de cine y que apenas si había visto una de entre todas sus películas (Los olvidado). Sonrío y me dijo:


FOTOGRAFÍA TOMADA DEL BUSCADOR DE Google.
imagen-inversa.blogspot.com
, película mexicana de 1950 escrita y dirigida por Luis Buñuel;

-Tiene gracia que usted, precisamente usted, venga a entrevistarme. Tiene gracia, mucha gracia.
Dicho esto, Luis Buñuel sacó su cajetilla de cigarrillos franceses, marca “Gitanes” y me ofreció, confiadísimo ya, un pitillo.
Aquí empezó realmente nuestra entrevista y nuestra amistad. Creo que, como yo estaba sintiendo, él también sintió que podíamos hablar como amigos viejos. Me alegre, y, creo que hasta olvidé que yo estaba allí para entrevistarlo. En el fondo, no me importó  nada Luis Buñuel, director de cine famoso; en aquellos momentos sólo me importo Luis Buñuel hombre; aquel hombre duro de oído, de sesenta y nueve años de edad y millones de experiencias espirituales y humanas que tenía sentado junto a mí y que, como hombre, me podía decir cosas interesantes, que yo, tal vez, necesitaba saber.
Creo que Buñuel se dio cuenta de toso lo que yo sentía y, de hombre a hombre, decidió ayudarme en todo y, sobre todo, en mi oficio improvisado de aquella tarde, el de entrevistador de un director de cine.
-Hábleme usted de cine por favor.
-Mire, le concedo la entrevista, pero a condición de que no hablemos de cine. No me gusta hablar de cine.
-Pero hombre, si usted es director de cine y la gente lo sabe, ¿cómo hablar de otra cosa?
-Podemos hablar de muchas cosas, ¿no cree?
-Pero es que a las gentes lo que les interesa de usted es que les hable de cine. Ya sabe usted que a mí… Y si por mí fuera, hablaríamos toda la tarde de lo que viniera bien, pero si hablamos de otras cosas…Bueno, podemos hacer la prueba y veremos qué pasa.
-Eso está muy bien, muchacho –me dice Buñuel.
-Bueno, vamos al asunto. ¿Le gustan los toros a Luis Buñuel?
-En absoluto, no me gustan nada, aunque sea una buena corrida… Pero eso es muy difícil. Sí, creo que una buena corrida la soportaría.
-¿Y el futbol?
-El futbol me gusta mucho menos que una corrida de toros, y menos aún las Olimpiadas.
-¿Le gusta la literatura?
-Muy poco.
-Bien, y si tuviera usted que salvar un solo libro de todos los que se han escrito en el mundo, ¿cuál salvaría?
-El de Fabre, sobre los insectos.
-¿Y quemaría usted la Biblia?
-La quemaría sin ningún remordimiento.
-Qué cosas ha aprendido a lo largo de su vida Luis Buñuel?
-He aprendido a ser ligeramente nihilista.
Luis Buñuel, ténganlo ustedes presente, pues así se lo he leído en sus grandes ojos, habla siempre con una carga, tremenda por demás, de ironía.
-Qué es lo que le importa a usted, de verdad en la vida?
-Me importa el hombre, o sea, el ser humano, más, mucho más que la sociedad. De la sociedad he llegado a desconfiar mucho.

-¿Cómo ha vivido y cómo vive Luis Buñuel?
-Mi vida practica es burguesa; como buen cocido y viajo en primera. En ese sentido, soy todo un burgués;  ahora bien, desde el punto de vista espiritual, mi vida es todo lo contrario. Yo no pienso como don Fernando de los Ríos, a quien usted conocerá, que viajaba en tercera porque era socialista, y creía que así debía ser. Yo creo todo lo contrario; si se es, como si no se es socialista, siempre que uno pueda, debe viajar en primera, si así nos gusta, y no en primera, sino en ultraprimera. Creo que lo horrible es hacer de la comodidad un fin, cuando no es más que un medio. No sólo de pan vive el hombre; no sólo de TV, de tapices, de autos de cien caballos…
-¿Ve usted TV?
-Jamás veo TV, ni oigo radio.
-¿Lee usted?
 -Claro que sí, leo los periódicos y algunos libros.
-¿Qué libros está usted leyendo ahora?
-Estoy leyendo un libro que se titula Teología radical o la muerte de Dios. Leo y leo este libro que me interesa muchísimo. 
-Perdóneme, y no es que quiera llevarlo,   a lo metacallando, al tema del cine, pero deseo preguntarle una cosa (ya sabe usted que soy andaluz). ¿Por qué le puso usted a una de sus películas El perro andaluz?  
-No tema, pregúnteme lo que le parezca. Pero le explicaré lo del perro andaluz. El Perro andaluz, que fue mi primera película, lleva ese título porque así se me ocurrió, y no podría decirle por qué, pues la película, en sí, nada tiene que ver no con los andaluces no con los perros.
-¿Qué vida hace usted normalmente?
-Me levanto a las siete de la mañana, y me acuesto, casi como los pájaros, a las nueve de la noche. Aunque no duermo más de siete horas.
-¿Cómo ve usted el mundo del cine?
-Bien, vamos al cine. Yo creo que en el cine se está efectuando una gran renovación espiritual.
-¿Qué piensa usted del cine de galanes y estrellas de Hollywood, etc.?
-Pienso que ese tipo de cine es abominable. En general, no me gusta ni me interesa, en principio, el cine de relumbrón, de estrellas y de mucho dinero. Para mí, el cine es otra cosa muy distinta.
-¿Qué piensa usted del cine histórico, el que hacen los rusos, por ejemplo?

-No me gusta nada.
-¿Qué es el cine para usted?
-Para mí, es un oficio de vagos, porque tengo mucha práctica.
-¿Qué es lo más difícil, a la hora de hacer una película?
-Lo difícil de una película es planearla. En cine, un guión no es nunca una película, lo que se dice una película, tal como se ve en la pantalla. El guión no es como el teatro, el libreto o, en la música, la pintura. La película que luego aparece en las pantallas, para mí, nunca es el guión, tal como es concebible y más o menos escrito al principio de su alumbramiento; el guión nunca es un carril definitivo, por donde uno pueda caminar cantando y cosiendo, sin más posibilidades de invención y creación. Con un mismo guión puede hacerse una película buena y una película mala. El simple hecho de sentarse así o asado un personaje, puede hacer que cambie todo un guión, toda una película. Eso, al menos, me pasa a mí.
-Por qué hizo usted cine?
-El cine es un importante medio de expresión, y yo hice cine porque sentí que sólo a través del cine podía expresarme. Naturalmente, me sirvió para ganarme el pan de cada día durante muchos años y, hasta hace sólo unos ocho o diez, no puede hacer el cine que yo quería, y créame que me costó mucho lograr esta libertad de la que ahora gozo.
-¿Qué es La vía láctea, que, según tengo entendido, es su última película?
-Está película es una película religiosa. Bueno trata el tema de la religión católica, sus dogmas y sus herejías. A mí, personalmente me interesa mucho el problema religioso. Es un problema que pesa mucho sobre el hombre. Yo tengo un gran espíritu religioso. Tengo una semilla que plantaron en mí. Además, la religión, como la política, es la base de la sociedad humana. El ir contra ellas, sólo demuestra su importancia.
-¿Tiene usted algún credo religioso?
-Como la gran mayoría de los españoles, nací en el seno de una familia católica, pero yo no profeso ningún credo determinado. No soy hombre de credos.
-¿Cree usted en Dios?
-No, yo no creo en Dios, pero no por eso llegó a la desesperación; estoy muy firme en mis ideas.
-¿Cree usted en la vida del más allá?
-No, no creo en ninguna vida del más allá; yo creo que la vida termina totalmente aquí; si yo creyera que hay otra vida, creería en Dios, pues si existiera otra vida después de está, sería absurdo que Dios no existiera. En fin, yo creo que ya está bien que nos hayan dejado asomarnos a esta ventana admirable y maravillosa que es la vida, y que no hay que esperar nada más; hay que aceptar las cosas como son; tal vez sea un poco triste para algunas gentes; para mí, no lo es; yo creo, contra todas las ideas en este sentido que nos han dado las religiones, que conmigo termina el mundo. La idea de otra vida más allá de esta vida me parece horrible y, por mí, la verdad sea dicha, que no la haya. Además, me trae sin cuidado.
-Usted tiene hijos ¿verdad? ¿No cree usted que la idea de la eternidad que tenemos los hombres, no es otra cosa que el deseo de perpetuarnos en ellos?
-Mire usted, yo no he venido a esta vida a perpetuar nada, aunque objetivamente creo haber cumplido mi deber. –Buñuel irónico, sonríe.
-¿Trata usted, al hacer sus películas, de enseñar algo determinado a sus espectadores?
-No, no me guía el deseo de enseñar nada determinado a nadie; con mis películas no trato de hacer proselitismo de nada; no quiero enseñar nada a nadie; el cine no es más que mi medio de expresión, y el público me importa un bledo. Me repugna la publicidad, no me gusta exhibicionismo; no me importa lo que opinen sobre lo que yo hago, o digo, el carnicero o el abogado de la esquina. Mis opiniones suelo reservármelas para mis amigos; por eso no me gustan las entrevistas. Yo creo, además, que la publicidad da una fachada muy superficial del hombre; lo que verdaderamente importa del hombre, nunca es mostrado a través de ella.
-¿Cuáles cree usted que son las dos películas más importantes que ha dado el séptimo arte?

FOTOGRAFÍA TOMADA DEL BUSCADOR DE Google.
cinematismo.com
EL ACORAZADO POTEMKIN
Para el barco y el hecho histórico, véase Potemkin (acorazado).
El acorazado Potemkin
(en ruso: Броненосец Потёмкин, o Bronenósets Potiomkin), es una película muda de 1925 dirigida por el cineasta soviético Serguéi M. Eisenstein. La película reproduce el motín ocurrido en el acorazado Potemkin en 1905, cuando la tripulación se rebeló contra los oficiales del régimen zarista.
El acorazado Potemkin es considerada una de las películas propagandísticas más influyentes de todos los tiempos[1] y fue nombrada mejor película de la historia en la Exposición General de Bruselas de 1958.[2] [3] [4] El filme es de dominio público en algunas partes del mundo[5] y es considerada como una de las mejores películas de la historia del cine.


-Hay muchas, no recuerdo, pero yo creo que dos grandes películas son: Acorazado Potemkin y Dea of night.
-Después de su Vía láctea, ¿tiene usted en mente contarnos alguna otra historia?
-No me gusta contar historias, no me interesa, aunque las he contado.
Lo que me interesa de la vida en sí misma, y eso es otra historia. Me interesa mucho lo que ocurre en la sociedad en evolución en que vivimos, y que yo veo con mucho pesimismo, por mi experiencia vital e histórica.
-¿Pero volverá usted a hacer cine?
-¿No sé; por ahora, estoy vacío de ideas.
-¿Cómo ve usted la sociedad de nuestro tiempo?
-Todo está muy confuso, ya que no sabemos a dónde está la derecha o la izquierda. Hoy, por ejempló, ya no podemos ser anticlericales, como en el siglo XIX. Hoy tenemos curas que son más izquierdistas que muchos obreros. Hay una tremenda confusión de valores; siento una gran decepción ante lo que pueda venir; han fracasado muchos valores que creíamos definitivos. Tal vez, en nuestro tiempo, unos en el materialismo dialéctico, y otros en los dogmas de la Trinidad; pero yo creo que la actitud de hoy es más bien de duda y desconfianza.


¿Qué piensa usted de la vieja frase “el arte por el arte”?
-Yo creo en la expresión sincera del hombre, de su subconsciente y su inconsciente, cuando brota de la expresión personal y de manera espontánea, como el agua de una fuente. Luego, naturalmente, viene nuestro juicio crítico. Todo esto no lo digo como un absoluto, pues creo que si lo que llevo dicho lo pienso duramente un rato, acabaría por rectificarlo.
-¿Qué piensa usted de la literatura llamada proletaria?
-La literatura proletaria no me interesa, como tampoco me interesa nada la literatura llamada burguesa; la literatura, por sí misma, no me interesa nada. Para mi gusto, la literatura debe ser universal, y creo que toda literatura partidista limita al hombre.
-¿Qué piensa de lo que llaman “mensaje”?
-Odio eso que llaman mensaje.
-¿De qué vive realmente el hombre?
-De contradicciones.
-¿Le gustan a usted las flores?
-Le iba a contestar en son de guasa, pero no lo haré. A mí lo que me gusta son los insectos. Yo estudie entomología, aparte de filosofía y letras, y, desde entonces, me admiran y fascinan los insectos, por su maravilloso y misterioso instinto. Me conmueve mucho la vida de estos seres extraordinarios; siento amor, verdadero amor, por ellos, aunque naturalmente no cultivo moscas en mi recámara.
-Volviendo al cine, ¿a qué edad hizo usted su primera película?
-A los veintiocho años.
-¿Y se siente usted ya entronizado?
-No, no me siento en ningún trono; no me interesa la fama ni la gloria, ni ninguna de esas zarandajas de nombres rimbombantes. Yo sólo quiero estar en mi agujero y, desde él, no dejo, por ello, de observar el movimiento del mundo, pero todo eso de la publicidad, como ya le he dicho, no me interesa para nada, ¡no quiero que se ocupen de mí! Eso es todo.
-A su juicio, ¿Cuáles han sido los cuatro hombres más grandes de los tiempos moderno?
-En política, Lenin; en Ciencia, Einstein; en psicología, Freud, y, en literatura, André Breton.


FOTOGRAFÍA TOMADA DEL BUSCADOR DE Google.
es.wikipedia.org
André Breton
(Tinchebray, 19 de febrero de 1896 - París, 28 de septiembre de 1966), escritor, poeta, ensayista y teórico del Surrealismo, reconocido como el fundador y principal referente de este movimiento artístico.

Y aunque seguimos hablando de otras muchas cosas, aquí pusimos fin a nuestra entrevista con Luis Buñuel: este “gran artista de nuestro tiempo, gran destructor de las conciencias tranquilas, gran creador de la esperanza humana”, como lo llamó Carlos Fuentes.
Antes de despedirnos de él, y mientras ojeábamos las paredes de su casa, vimos un cuadro de Moreno Villa y le preguntamos se le gusta la pintura.
-¿Tiene usted muchos cuadros?
-Algunos; pero, si por mí fuera, las paredes de mi casa estarían vacías, porque así siento que descanso, y con tal de descansar no colgaría en las paredes de mi casa ni un Velázquez.
Y aquí si dejamos ya a Luis Buñuel en su agujero. Nos vamos pensando en su palabras, cargadas de contradicciones, si ustedes quieren, pero siempre profundas y llenas de verdadera y auténtica juventud, porque Luis Buñuel, a los sesenta y nueve años de vida, es jovencísimo. Comerá su buen cocido, viajará en primera, parecerá, a simple vista, un burgués, pero perezca lo que pareciere, Luis Buñuel es todo un revolucionario.

PORTADA SUPLEMENTO DOMINICAL DEL NACIONAL
REVISTA MEXICANA DE CULTURA.
MEXICO, D.F. A 16 DE FEBRERO DE 1969.
DIRCTOR GENRAL: Lic. Alejandro Carillo.



ENTREVISTA CON EL GRAN DIRECROR DE CINE LUIS BUÑUEL
POR: Juan Cervera Sanchís Jiménez y Rueda.
Luis Buñuel Portolés
(Calanda, Teruel, Aragón, España; 22 de febrero de 1900 - Ciudad de México, México; 29 de julio de 1983) fue un director de cine español naturalizado mexicano.[1] La gran mayoría de su obra fue realizada en México y Francia y es considerado uno de los más importantes y originales directores de la historia del cine.[2]

FOTOGRAFÍA TOMADA DEL BUSCADOR DE Google.
17productora.blogspot.com


LUIS BUÑUEL.



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